viernes, 4 de noviembre de 2011

Relato enviado por Fran y Elena

Xan y Martiña estaban  en la puerta de la escuela a finales de la primavera, eran los últimos días de clase, y el sol calentaba dulcemente sus cuerpos mientras sentados en el banco de la entrada comentaban:” Xan, ¿Qué pasará  el curso que viene?, me han dicho que van a cerrar la escuela porque ya no hay niños suficientes para el próximo año”. Xan calló por un momento, Martiña era su amor platónico, le corrió por su largo cuerpo adolescente un  escalofrió, y pensó por un momento que ya no tendría oportunidad de comunicar sus sentimientos a su amor secreto. Sus vidas se iban a separar para siempre, sus padres no se lo habían dicho, pero los había oído hablar desde su habitación una noche de invierno, decidiendo emigrar a otra tierra en busca de nuevas oportunidades. Xan solo supo decir:”No lo sé, preguntaré al maestro”.
Hacía muchos años, en el bosque se oyó la llegada de hombres con artilugios que hicieron temblar a los habitantes arbóreos del bosque. Aquello significaba dolor para alguno de los arboles más fuertes y grandes. Así fue como castaño Mayor fue amputado por el pie y convertido en viga de techo, en marco de ventana y en tarima de suelo. Sus amigos del bosque le echaron de menos. Lo que no sabían es que castaño Mayor iba a ser muy feliz.Siempre, pensó, estaré rodeado de niños, ¿se puede pedir más? Esas risas tras las ventanas, esas carreras por los pasillos y escaleras, los recreos con sus juegos, ¡ah¡ y por supuesto las lecciones de Don Antonioque tanto me enseñarán, en fin castaño Mayor estaba muy contento.
Pasaron muchos años y toda su  alma de madera cumplió su cometido a la perfección, protegiendo el tejado, no dejando pasar el frio por sus ventanas y resistiendo el zapateo y alpargateo diario de niños y maestro.
Martiña le comenta  con pena interior: “Dicen  en el lavadero que tu familia se va a ir a Barcelona después del verano”. Xan, taciturno, contesta: “Se lo preguntaré al maestro”. Martiña abriendo los ojos hierba de primavera temprana le dice “Pero Xan será a tu padre a quien tienes que preguntar”. Xan sonríe tenuemente, pero no dice nada.
El Castaño Mayor era conocido en el valle como el más feliz de los arboles, siempre estaba alegre, los veranos por el sol, los inviernos por los niños. Pero después del últimoverano algo pasó, no rechinó la puerta en septiembre dejando pasar ese nuevo aire casi de otoño, el maestro no subía las escaleras y sobre todo había un silencio sepulcral,  faltaba el guirigay de los niños esperando a entrar en la escuela. Castaño Mayor no salía de su asombro. Pasaron los meses y tambien los años, sus rojos marcos de ventana ennegrecieron, sus tarimas se llenaron de polvo y sus graciosas vigas languidecieron lacias y sin brillo. En el bosque ya no volvieron a saber de castaño Mayor y pensaron ¿se habrá dormido? Y a partir de entonces cuando contaban historias de él, lo llamaban el Castaño Dormilón.
Hoy hay dos personas sentadas a la puerta de la escuela, están serenas, descansando los años que si pasaron, y ella con la mirada madura del tiempo, con los ojos verdes  que nunca perdieron su brillo, le mira a la cara con ternura y le pregunta: Xan ¿te acuerdas de don Antonio, nuestro maestro? Xan le devuelve la mirada y sonríe, pero no dice nada… solo recuerda, en su interior, porque le  respondió a Martiña con aquel”Le preguntaré al maestro”. Por aquel entonces  Don Antonio hablo con el padre de Xan, sabiendo que emigraban, le pidió que hicieran un esfuerzo para que Xan pudiera estudiar en la escuela superior de la provincia, que el chico valía.Mi padre agachó la cabeza, salió de la escuela, hablo con madre y me dijo” Xan, creo que te vas a quedar aquí de momento, solo te pido una cosa: aprovecha esta oportunidad porque los tiempos que vienen son duros para nosotros, pero tu mereces poder cambiar de vida”.
Martiña y Xan suben a su habitación del hotel nuevo de la vieja escuela y sentados contemplan las vigas retorcidas del techo abuhardillado, se miran y sonríen, pero no saben por qué.
En el bosque están contentos,Castaño Mayor, ahora para siempre castaño Dormilón, ha dado señales de vida. Sus vigas, ayer lacias y polvorientas se retuercen de alegría con las nuevas historias que contempla.

Francisco Hermán Andrés Hoyuelos
Móstoles 27 de Octubre de 2011

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